.                            + Abierto               + (Aline Brent)               + 210117 ; O9:OO hs                new goals       Estudiantes y funcionarios recibían el fin de semana con el entusiasmo característico que era capaz de transformar el ambiente. El conteo de los días había terminado, y los músculos se liberaban de todas las tensiones cuando por fin, los universitarios dedicaban tiempo a sus actividades favoritas. En camino al campo deportivo apreció algunos grupos de jóvenes que, al igual que él, se levantaron de sus camas apenas el sol dio la bienvenida a un nuevo día. El reloj biológico de Minoru lo despertaba temprano, no obstante, en aquella ocasión era más que oportuno, puesto que aprovecharía esa característica para practicar alguna rutina de baile: quizá se imaginaría presentándose a las audiciones de los porristas cuando hicieran un llamado.    Media hora antes de iniciar el calentamiento había tomado un desayuno en la cafetería, evaluando sus opciones. Jamás había sido el alumno favorito de los profesores de educación física, puesto que en un principio le costaba en demasía llevar a cabo un movimiento espontáneo. Sin embargo, la resistencia que poseía cuando se quedaba a deshoras para superarse competía por compensarlo.    Por otra parte, la melodía anímica era un factor clave para el incentivo del japonés: sus movimientos dejaban de ser torpes para transformarse en hermosas formas de expresión, que podían ser tan delicadas como la caricia de un pétalo o bien, feroces y rápidos al igual que las ansias de una fiera detrás de su objetivo. Una vez frente al público invisible, ambas conductas se fusionaban al compás de una canción que alguna vez había sido el hit del momento en la comunidad japonesa: estaba abordando un breve viaje hacia sus épocas de la secundaria.    Primero consiguió que el movimiento de sus piernas sincronizaron con los de sus brazos. Después su cintura comenzó a describir sutiles trazos sobre el espacio del que se había apropiado, y que se fusionaba con el espíritu de Minoru quien, propietario de cierta sensibilidad, determinó cada paso, reguló su frecuencia respiratoria, creó su propio espectáculo.        Pero toda representación tenía un final, y, si existía un momento en que el impacto de la rutina se vería reflejado eran los últimos segundos. Aunque no tenía ningún espectador que conociera, haría su último esfuerzo hasta sentirse satisfecho con su actuación. Sus brazos se extendieron perpendiculares a su cuerpo, sus piernas estaban ligeramente flexionadas y sus pies se encontraban en fila, separados por unos cuantos centímetros de distancia. Tomó aire antes de impulsarse, y dio ese último giro en el aire que acabó con la rutina, volviendo a posar sus pies en el suelo con un ligero mareo que casi acaba con su estabilidad.    Al alzar su mirada notificó que no era el único en el campo, de hecho, la líder de las porristas le había hecho compañía por un tiempo que desconocía. Confiando en sus habilidades e intentando ocultar su vergüenza inclinó su torso en una venia a modo de saludo antes de proceder a presentarse, como si nada hubiera pasado.   —Eso es todo lo que tengo. Soy Minoru Jung, ¡muchas gracias, público!

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