Minoku despierta en su habitación, pero algo está mal. Su cuerpo está inmóvil y una mariposa con una aguja está en su brazo. Descubre que está cubierto de sangre y no puede hablar. Escucha las voces de sus padres, pero no puede entenderlas. El mundo se vuelve más frío y sus recuerdos pasan ante sus ojos en la última etapa de su vida.